24.7.10

Sábado.

Pero no tuvo, ni tendrá la sangre fría, ni la mente clara y calculadora. Y aun creyendo saber en lo que se metía, abrió una tarde aquella caja de pandora.
Y la obsesión desencripta lo critico, viola lo mágico, vence a la máquina; y tarde o temprano nada es secreto en los vericuetos de la informática.
Leyó a mordiscos en un lapso clandestino, tragando aquel dolor que se le atragantaba, sintiendo claramente el riesgo, el desatino, de la pendiente aquella en la que se deslizaba.
Y en tres semanas que parecieron años, perdió las ganas de dormir y cinco kilos; y en flashbacks aún siguen llegando las frases que no debió haber leído.
Paso a confesar que aún le tengo miedo a tenerte delante, y que en cuanto me descuido me atropella algún recuerdo en el pasillo. Claramente, aunque ya no me duelas a veces busco tu nombre en mi chistera.

(Again aga i in, diria Lg).

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