1.8.09

En la vida conocí mujer igual a la flaca, coral negro de la Habana, tremendísima mulata. Cien libras de piel y hueso, cuarenta kilos de salsa, en la cara dos soles que sin palabras hablan. La flaca duerme de día, dice que así el hambre engaña, cuando cae la noche baja a bailar a la Tasca. Y bailar y bailar, y tomar y tomar, una cerveza tras otra pero ella nunca engorda. Por un beso de la flaca daría lo que fuera, por un beso de ella, aunque solo uno fuera. Mojé mis sabanas blancas, como dice la canción, recordando las caricias que me brindo el primer día. Enloquezco de ganas de dormir a su ladito porque Dios! que esta flaca a mi me tiene loquito.

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