31.12.08




La dulce modorra, el compacto silencio de esas tardes, estaban aliviados por voces lejanísimas, gritos que eran casi susurros, ruidos indescifrables, y también unas bocinas tan gangosas como después no he vuelto a escuchar. Frente a mí el cielo estaba quieto, sin una nube, como otra pared. A veces esa monotonía celeste me ponía los párpados pesados y mi cabeza acababa por inclinarse hacia un costado, por lo menos hasta que encontraba la pared y el polvo de cal me llenaba la oreja.

4 comentarios:

Loudmila dijo...

em fea, te qiero demasiado

Loudmila dijo...

a y, eem, pegate un tiro dale?

Loudmila dijo...

aa y otra cosa, SOS LA MEJOR DIBUJANDO AJJJJJJJJJJJJAJAJAJAAJAJAJAJ TE QIERO DEMASIADO FLAQITA HERMOSA

Ayelén en en dijo...

sos hermosa ludoviquita(L)